Asunción, Agencia IP.- Desde temprana edad, la vocación de la ingeniera informática Vanessa Cañete estuvo marcada por los afectos. Su abuelo paterno, un visionario ingeniero químico, la introdujo en el mundo de la informática, convencido de que esta sería la clave del futuro. Poco a poco, le encomendaba tareas de investigación en la computadora, despertando en ella una curiosidad que iría creciendo con el tiempo.
En una entrevista con el Fondo de población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Paraguay, Vanessa comentó que su camino de formación no estuvo exento de obstáculos. Las mujeres eran una minoría en su carrera. «Había una discriminación muy marcada. Algunos profesores nos trataban como si no pudiéramos hacer lo mismo que los hombres», rememora de sus inicios. Pero, así como existía discriminación, recuerda que sus mejores compañeros, quienes la ayudaron a iniciar sus primeros algoritmos, eran varones.
Tras graduarse de ingeniera informática, Vanessa apostó por un Máster en Administración y Dirección General de Empresas por la Universidad Alfonso X El Sabio y se dedicó de lleno a su profesión. Hoy, con 34 años, es Managing Director para Willdom Paraguay, una empresa desarrolladora de software y presidenta de la Cámara Paraguaya de la Industria del Software (CISOFT). Además, es parte de Programando Paraguay, iniciativa que busca conectar el talento joven con las oportunidades que existen en el sector tecnológico y una de las fundadoras de Girls Code, organización dedicada a reducir brechas de género en la tecnología.
En un mundo donde la estructura laboral cambia vertiginosamente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que el 75% de los puestos laborales para el año 2050 se darán en los rubros STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus siglas en inglés). Esto representa un gran desafío para las mujeres, ya que actualmente ellas solo ocupan el 22% de los puestos en inteligencia artificial.
En el ámbito nacional, entre las personas expertas categorizadas en el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores, las mujeres representan solo el 15,7% de los especialistas en Ingenierías y Tecnologías, Matemática, Informática y Física, según datos del estudio «Los retos de la mujer investigadora para su ingreso, permanencia y promoción en el Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt» (Pintos, 2017).
La historia de Vanessa muestra cómo, en un mundo cambiante, animarse a liderar puede ser el puntapié inicial para generar cambios en la sociedad y el futuro de niñas y mujeres. La misión del UNFPA está directamente vinculada al trabajo de esta ingeniera informática, ya que busca prevenir y reducir la violencia de género y otras prácticas nocivas, así como la discriminación, además de impulsar acciones que colaboren a desarrollar todo el potencial de las personas jóvenes.
Liderar para cerrar brechas de género
Cuando Vanessa era adolescente, era frecuente encontrarla organizando actividades del colegio y la iglesia. «Era una líder circunstancial», recuerda, pues se involucraba o tomaba la posta si la convocaban o necesitaban de su ayuda. No sabía mucho sobre liderazgo, aunque ya estaba convencida de que el trabajo en grupo generaba mejores resultados.
En el año 2016, un acontecimiento cambió su manera de percibir el liderazgo. Fue invitada a un taller con profesionales de su rubro donde se topó con una realidad que la impactó: la escasa participación de mujeres paraguayas en este sector. Esa experiencia la impulsó a entender que «el liderazgo es el único camino para alcanzar sueños».
Junto a otras mujeres con inquietudes similares, fundó en 2017 Girls Code, una asociación sin fines de lucro cuya misión es empoderar a las mujeres y cerrar brechas de género en el ámbito tecnológico. Con ese fin, la organización realiza talleres de programación y robótica para niñas y, desde hace unos años, ha ampliado su cobertura incluyendo a mujeres jóvenes. Hoy, más de mil niñas han recibido algún tipo de formación.
Trabajando a pulmón y con pocos fondos, Girls Code logró consolidarse como un espacio donde las mujeres pueden ayudar a mejorar el acceso al mundo STEM. «El logro más importante es que otras mujeres acusen recibo del problema. Porque simplemente identificarse como una persona que entiende las barreras de género cambia toda la perspectiva que tenemos de la vida», reflexiona.
La asociación ahora también trabaja para establecerse como una plataforma que gestione fondos de investigación para las mujeres en las ciencias. Su mayor sueño, según Vanessa, es poder ver que las brechas de género desaparezcan. «Algún día, una organización como la nuestra ya no será necesaria y, antes que celebrar un año más, festejaremos que nuestra misión fue cumplida».
Primera presidenta de la CISOFT
Foto: UNFPA Paraguay.
El año pasado, Vanessa fue electa presidenta de la CISOFT, un espacio de conexión entre la industria, el Gobierno y la academia que busca colaborar con la generación de programas y políticas que fomenten el desarrollo de un ecosistema tecnológico. Es la primera mujer elegida para este cargo en la historia de la organización, que suma 22 años de trabajo. «Considero muy importante este logro porque rompe barreras de género. Los empresarios y empresarias también están demostrando con su apoyo que quieren ver a más mujeres liderando. Esto pone de manifiesto la evolución hacia una industria más inclusiva».
Su mayor desafío desde este rol es unir a los líderes de las empresas de tecnología para consolidar una cámara fuerte que pueda ser el espacio donde las firmas desarrollen capacidades, negocios tanto nacionales como internacionales y un canal permanentemente abierto para trabajar con el Gobierno. «Creemos que la economía del conocimiento puede cambiar la historia de este país, pero principalmente la historia de cada una de las personas», destaca.
Mediante la campaña «¡Quiero vivir así! #SinViolencia» se exploran historias de mujeres que desarrollan su potencial en distintos sectores. En alianza con el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC) y otras entidades públicas y organizaciones civiles, se destaca el trabajo de mujeres como Vanessa, comprometida con su profesión y el desarrollo de sus congéneres a través de la tecnología. Ella lo tiene muy claro: «Despertar el interés temprano en ciencias y tecnología en las niñas es algo que tenemos que hacer como sociedad. Es lo que nos va a permitir tener un futuro más inclusivo».
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