¿Realmente necesitamos una tercera dosis de la vacuna anti COVID-19?

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Por Irene Fabiola Román Maldonado, PhD en Biología

La dificultad de varios países para acceder a las vacunas preocupa a algunas organizaciones internacionales, ya que ningún país podrá salir solo de esta pandemia. Esta situación se vencerá finalmente con la vacunación de la mayor cantidad de gente en todo el mundo.

La idea de administrar una tercera dosis ha dado mucho que hablar en los últimos meses. Países como Reino Unido, Estados Unidos, Israel y Chile, entre otros, vienen discutiendo la posibilidad de la aplicación de una tercera dosis a su población, y algunos de estos países ya decidieron administrarla.

Israel es uno de los pioneros en la vacunación contra la COVID-19. Con un total de 9.050.000 habitantes, ha vacunado en torno al 80% de la población. Cuando registró que la mitad de sus habitantes estaban vacunados, observó un descenso importante de casos. Eso llevó al relajamiento de las restricciones, incluso a la eliminación del uso de tapabocas dentro de locales públicos. Entre mayo y julio, el país reportaba un número extremadamente bajo de fallecimientos diarios a causa de la COVID-19 (de 0 a 7, según el día).

El panorama comenzó a mudar en agosto. Hoy, Israel atraviesa un aumento de casos de coronavirus, que puede estar fuertemente relacionado al relajamiento de todas las restricciones y a la entrada de la variante Delta (altamente transmisible). El 1 de setiembre de 2021, Israel registraba 11.187 nuevos casos, en claro contraste con las cifras diarias reportadas en julio (alrededor de 19).

La decisión de aplicar una tercera dosis en Israel ha sido tomada luego de que el Ministerio de Salud reportara „una marcada disminución en la efectividad de la vacuna para prevenir infecciones (64 %) y enfermedades sintomáticas (64%) [desde el 6 de junio]. Esta disminución se ha observado simultáneamente con la propagación de la variante Delta en Israel“.

Como vemos, el Ministerio de Salud se refiere a “prevención de infecciones y enfermedad sintomática”. Sin embargo, no se ha observado un aumento significativo del número de fallecidos o de casos graves; lo que nos indica que las vacunas siguen cumpliendo un rol muy importante.

Datos preliminares de un estudio en Inglaterra por la University College London Hospital muestran que las personas experimentan una caída en los niveles de anticuerpos algunas semanas después de recibir sus inyecciones y otra caída meses después. Sin embargo, dichas caídas en la cantidad de anticuerpos no muestran señales de reducir la protección contra enfermedades graves o contra la muerte.

Es importante señalar que aún no hay consenso científico sobre el nivel de anticuerpos que una persona debe tener para garantizar una inmunidad protectora.

Si bien los niveles de anticuerpos son importantes para la protección, es normal que los mismos disminuyan con el tiempo. Además, cuando una persona se infecta o se vacuna, el sistema inmunológico adquiere mecanismos de defensa adicionales a los anticuerpos. Por citar apenas uno de estos: el sistema inmunológico „recordará” la infección con células llamadas B de memoria; entonces, si el virus invade, estas células producen rápidamente anticuerpos dirigidos al virus.

Datos del Reino Unido sugieren que, si la persona tiene ambas dosis de la vacuna, tiene aproximadamente 3 veces menos chance de estar infectado que alguien que no está vacunado. Sin embargo, aunque la persona doblemente vacunada tiene muchas menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, existe la posibilidad de que transmita el virus a otros.

Esto ha generado algunas preguntas en la población como: “¿Para qué nos vacunamos entonces?”. Y la respuesta es clara. Con el esquema completo de vacunación, se evita en gran medida que la persona adquiera COVID-19 grave y/o fallezca.

Algunos expertos plantean cuestiones éticas y científicas en torno a la propuesta de una tercera dosis. Para empezar, hay países que ni siquiera consiguen aún vacunar con dos dosis a toda su población vulnerable. Segundo, por lo que sabemos hasta ahora, una persona no está necesariamente mejor protegida con una tercera inyección. Estudios que ayuden a responder estas interrogantes surgirán, con toda seguridad, con el correr de los meses.