Río de Janeiro, 27 nov (EFE).- La petrolera brasileña Petrobras informó este lunes que rescindió el contrato de venta de la refinería Lubrificantes e Derivados de Petróleo do Nordeste (Lubnor), una de las cuatro plantas de procesamiento vendidas en el Gobierno del entonces presidente Jair Bolsonaro (2019-2022).
La venta por 34 millones de dólares de esta unidad ubicada en la ciudad de Fortaleza (noreste) y que produce principalmente asfalto había sido anunciada el año pasado, el último de gestión del líder ultraderechista, cuyo plan de desinversiones en la petrolera estatal preveía la privatización de hasta ocho de las trece refinerías de la compañía.
Petrobras, con acciones negociadas en la bolsa pero controlada por el Estado, explicó en un comunicado que desistió del negocio por el no cumplimiento por parte del grupo comprador, Grepar Participações Ltda, «de las condiciones precedentes establecidas hasta el plazo final definido en el contrato (25/11/2023) pese a los esfuerzos de la empresa por la conclusión de la transacción».
«Petrobras refuerza su compromiso con la continuidad operacional de la Lubnor, con la disponibilidad de sus unidades y con el respeto a la seguridad y el respeto al medio ambiente y a las personas», informó la mayor empresa de Brasil en un comunicado en el que dijo haber reasumido todas las operaciones de esta refinería.
La venta de la refinería ya había sido aprobada por el órgano antimonopolios de Brasil, uno de los reguladores de los que dependía el negocio, y estaba prácticamente definida pese a que una de las primeras medidas de Petrobras tras el inicio del Gobierno del progresista Luiz Inácio Lula da Silva fue revisar el proceso de desinversiones y excluir del mismo todas las refinerías.
La Lubnor, fundada en 1966 y con capacidad para procesar 8.200 barriles diarios de petróleo, es responsable por cerca del 10 % del asfalto producido en Brasil y es la única unidad de refino del país que produce lubricantes con nafta.
La venta de parte de sus refinerías fue un compromiso asumido por Petrobras ante los órganos de combate a los monopolios en 2019 para permitir la apertura en un sector que aún es totalmente dominado por la estatal.
Su compromiso era ofrecer a la iniciativa privada las unidades responsables por el 50% de la capacidad de refino en Brasil, es decir de plantas con una capacidad total de procesamiento de 1,1 millones de barriles por día.
Las tres refinerías que alcanzaron a ser vendidas fueron la Rlam, ubicada en el estado de Bahía y que fue cedida al fondo de inversiones Mubadala; la Reman, en la ciudad amazónica de Manaos y entregada al Atem; y la Unidad de Industrialización de Esquisto (SIX), en el estado de Paraná y negociada con la F&M Resources.
El Gobierno de Lula ha dicho que, además de suspender la venta de las refinerías, pretende invertir en las mismas para aumentar la capacidad de producción. EFE
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