No se trata de falta de habilidad para expresarnos o de recursos insuficientes, sino de percepción. La percepción, en esencia, es la forma en que interpretamos y entendemos el mundo a través de nuestros sentidos y mente. Es crucial para interactuar con nuestro entorno y tomar decisiones.
Esta percepción, moldeada por múltiples elementos de nuestro pasado y presente, varía en cada uno de nosotros: familia, educación, experiencias, entorno social, salud, condicionamientos culturales, entre otros.
Es difícil creer que dos personas comprendan una situación de igual manera (y aquí a veces somos algo ilusos al creer que esto sucede). Pueden tener aspectos similares, pero nunca serán idénticos. Y aquí cito a la famosa escritora francesa Anaïs Nin que con una simple pero poderosa frase resume mágicamente lo arriba expresado “No vemos las cosas como son, sino como somos nosotros.