Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) no solo complementan la labor del Estado y del sector privado, sino que también impulsan la innovación social, la participación ciudadana y la defensa de los derechos humanos.
Aunque se quieran atacarlas con un fin político, las OSC son clave en la promoción de la justicia social, la protección del medio ambiente y la lucha contra la pobreza como vemos hace mucho tiempo suplen la ineficiencia del estado. A través de su trabajo en áreas como la educación, la salud, la vivienda y el desarrollo comunitario, estas organizaciones contribuyen grandemente al bienestar de las comunidades y al progreso del país.
Por más que ahora existan voces que dicen que no sirven para nada, muchas organizaciones son un laboratorio de ideas y soluciones innovadoras para los problemas sociales. Su capacidad de movilizar recursos, trabajar en red y conectar con las comunidades les permite desarrollar e implementar soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada contexto. Podemos mencionar el Grameen Bank (Bangladesh) que ofrece microcréditos a mujeres emprendedoras; La Asociación Madres de Plaza de Mayo (Argentina) que lucha por los derechos humanos de las víctimas de la dictadura o Greenpeace que Protege el medio ambiente a nivel internacional.