En el corazón de Yaguarón, rodeada por siglos de historia y fe, se alza la majestuosa iglesia de San Buenaventura, testigo silente del paso del tiempo y del fervor de su pueblo. Este emblemático templo, con casi 300 años de antigüedad, comienza a renacer gracias a un ambicioso proyecto de restauración que busca devolverle su esplendor y preservar su invaluable legado cultural.

Declarada patrimonio histórico-cultural en 2003, esta iglesia no es solo una joya arquitectónica, sino también un símbolo de identidad y arraigo para los ciudadanos de Yaguarón y alrededores. Antolín Alemán, quien hace 25 años es el fiel sacristán de este templo, refleja el sentir de toda una comunidad que luchó incansablemente para proteger este espacio que alberga su historia, su fe y su espíritu.

El proyecto, impulsado por el Gobierno del Paraguay a través de la Secretaría Nacional de Cultura, la Presidencia de la República y la Oficina de la Primera Dama, cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Esta colaboración internacional traerá a especialistas en conservación, quienes con delicadeza y pericia trabajarán para sanar las heridas del tiempo y los errores del pasado.

Esta no es la primera vez que la iglesia enfrenta el desafío de su conservación. En 2019, una intervención mal gestionada dañó irreparablemente su cúpula, dejando al templo vulnerable y con parte de su esencia perdida. Aquella experiencia amarga, que involucró una inversión millonaria sin resultados, marcó profundamente a la comunidad, pero no quebró su determinación.

En octubre del 2019, el entonces ministro de Obras Públicas, Arnoldo Wiens, adjudicó a la empresa Barrail Hnos. SA por un valor de G. 6.446.142.155, la restauración del retablo y del cielorraso de la sacristía, además de la fumigación de todo el templo. Sin embargo, no se tuvo en cuenta un protocolo de intervención y los trabajos se truncaron.

Los ciudadanos esperan que las actuales autoridades finalmente consigan solucionar los problemas que enfrenta la estructura.

A pesar del desgaste causado por los años, las termitas y las inclemencias del tiempo, la estructura del templo sigue en pie como un recordatorio de la fuerza y la fe de su pueblo. Ahora, con un enfoque más riguroso y respetuoso, el proyecto busca no solo preservar sus muros y retablos, sino también fortalecer el vínculo espiritual y cultural que une a la iglesia con la comunidad.

El renacer de la iglesia de Yaguarón no es solo un esfuerzo arquitectónico; es una declaración de amor por el patrimonio, una promesa a las futuras generaciones y un testimonio de la fuerza colectiva de un pueblo que nunca dejó de creer.

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