Profundos baches están minando la capa asfáltica haciendo peligroso levantar velocidad en este segmento de una ruta que soporta ya un tránsito muy intenso. Se supone que la reconstrucción de dicha arteria fue pensada para agilizar el movimiento de pasajeros y de carga a través de un territorio altamente productivo.

La obra costó al erario público más de 356.000 millones de guaraníes, dentro de un plan general de cuatro tramos que insumió 1,3 billones de guaraníes, que en dólares contantes y sonantes significan una inversión de US$ 181 millones y monedas. Pero el cálculo que hacen los pobladores chaqueños es que si el primer tramo -es decir la cabecera de la Transchaco- presenta ya semejante grado de destrucción y debilidad estructural, qué se puede esperar de los otros tres tramos y ni hablar de ciertos caminos de penetración que están siendo asfaltados dentro de un plan general de obras viales.

Y aquí tenemos de nuevo la vieja trilogía del hacer paraguayo. La primera pata consiste en ejecutar los trabajos violando todas especificaciones técnicas y de financiación contenidas en el contrato de adjudicación. Segunda pata, nula verificación técnica y de auditoría general de obras. Y tercera pata, corrupción rampante como parte de ese tango que siempre se baila de a dos, empresa adjudicada y Estado.