En este contexto, el embarazo constituye un factor de riesgo que hace vulnerable y prioritario a este grupo, donde se observa un aumento exponencial del número de muertes maternas causadas por el COVID-19, ocurridas en su mayoría en los meses de abril y mayo de este año, lo que a su vez derivó a otras causas como la eclampsia, hemorragia y sepsis; dolencias que históricamente han ocupado el primer lugar de defunción en este grupo poblacional.
De acuerdo a los datos proveídos por la Dirección General de Promoción de la Salud, a finales de mayo se registraron 76 muertes maternas, de las cuales 45 fueron confirmadas con COVID-19, representando de esa manera el 60% del total. El grupo etario oscila entre los 18 a 46 años de edad, dentro del cual 8 muertes maternas corresponden a mujeres de población indígena.
Es importante destacar que las complicaciones de un contagio de la enfermedad, sumado a que el sistema inmune de las mujeres embarazadas se disminuye durante el proceso de gestación, conlleva a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad grave, ingresar a terapia intensiva y requerir de oxigenación suplementaria.
En algunos casos confirmados de muertes maternas con COVID-19, se han presentado también resultados perinatales adversos, como la muerte fetal (intrauterina), y la muerte neonatal por prematurez.
Otro dato no menor es que según el Grupo de Trabajo Regional para la Reducción de la Mortalidad Materna (GTR) que es un mecanismo interagencial formado por agencias técnicas de las Naciones Unidas, existe un estancamiento de la Razón de Mortalidad Materna y un retroceso de aproximadamente 10 a 20 años por la emergencia del COVID-19 en los países de la región.
Prevención en el embarazo
Teniendo en cuenta esta situación, es fundamental extremar los cuidados en las familias y en la comunidad donde hayan embarazadas o mujeres en periodo de lactancia.
La recomendación para este grupo y para el resto de la población es el uso constante del tapaboca dentro y fuera del hogar, lavado frecuente de manos, distanciamiento físico, evitar reuniones sociales y familiares como baby showers, fiesta de revelación del sexo y otras actividades que son un riesgo para las embarazadas y los bebés que están en camino.