Cuando a fin de año se pueda vislumbrar que la cifra de exportación de arroz se situará en torno a USD 400 millones, quedará muy en claro su magnitud, relevancia y protagonismo.
Que un nuevo rubro pase a formar parte de las ligas mayores del sector productivo es de vital importancia para una economía como la nuestra, que ha sido impactada por continuos choques exógenos. Estos golpes externos han afectado negativamente la capacidad de crecimiento potencial de la economía. El Banco Central del Paraguay estima que el crecimiento potencial, para los próximos años, se encuentra en torno al 3,5%, por debajo del 4,5% previo a la pandemia. Mirando hacia adelante, y conforme a proyecciones de organismos internacionales, seguiremos inmersos en una economía global menos dinámica, marcada por la incertidumbre, y con riesgos de que los choques externos seguirán aflorando por motivos climáticos, geoeconómicos y por problemas estructurales de China, así como de las economías desarrolladas. Dicho en términos similares y siguiendo esta línea de prospección, es probable que el crecimiento potencial del país se vaya deteriorando, en un entorno signado por choques exógenos profundos y recurrentes.
Es por tal motivo que debemos celebrar el surgimiento del sector arroz como nuevo propulsor de la economía paraguaya, pues viene a rescatar a la economía de una probable dolencia estructural.