“Se podría utilizar la calefacción por un momento para mantener el calor de las habitaciones y luego apagarlo, no dejar prendido durante largos periodos o toda la noche”, advirtió la doctora Karina Rivarola, especialista internista y emergentóloga del Hospital de Clínicas.
La estufa y el brasero son especialmente peligrosos, pues cuando el monóxido de carbono empieza a emanar, la hipoxia hace que nuestro cerebro se adormezca y nuestros mecanismos de respuesta y vigilia disminuyan o se anulen. Según estudios, el monóxido es capaz de provocar la muerte en minutos.
Señaló que se debe tener mucho cuidado con el uso de braseros o estufas, de modo a evitar incendios o quemaduras en los niños.
La doctora también advirtió sobre la hipotermia, que puede darse en temperaturas muy bajas como las registradas y pronosticadas para toda la semana y que puede desembocar en un paro cardíaco.
“En la hipotermia el organismo entra en fibrilación ventricular, ritmo de paro cardiaco, entre menos de 30ºC de temperatura corporal. En ese momento el cuerpo entra en letargo, se deterioran todas las funciones mentales, porque lo que trata de hacer el organismo es una vasoconstricción para mantener la función cardiaca. Sobre la función cerebral, hay una disminución en el flujo de sangre de la periferia, se concentra todo a nivel central, entonces se produce insensibilidad, incluso pérdida de conocimiento, lentitud mental y si el descenso de la temperatura del cuerpo continua, se entra en el ritmo de paro”, concluyó.