Buenas y malas noticias sobre el hongo negro

Si bien no es una enfermedad nueva, su nombre vuelve a mencionarse con frencuencia en esta última semana, debido a la aparición de dos casos en pacientes que superaron el coronavirus, uno en Coronel Oviedo y otro en Central.

La mucormicosis es una infección que se produce por la exposición a especies de hongos llamados “mucorales” Rhizopus, Rhizomucor y Mucor, los cuales se encuentran en el suelo, en las plantes, en los productos frutihortícolas en descomposición y básicamente en todas partes.

La denominación común de hongo negro se debe a la manchas y al ennegrecimiento que puede aparecer en el rostro, incluyendo los ojos, en cuyo caso el paciente se expone a la extirpación como único método para seguir viviendo.

Además del color que por lo general se encuentra alrededor de la nariz, se presentan síntomas como la congestión, el sangrado nasal, el dolor o la hinchazón de ojos y problemas de visión.

Es muy poco probable que esta enfermedad ataque a una persona sana, sin embargo, los más expuestos son los diabéticos descompensados y los que presentan neutrófilos bajos, un componente esencial del sistema inmune natural. Además de las fosas nasales, el hongo puede llegar al cerebro y a los pulmones.

La doctora Viviana de Egea, directora de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles, explicó que la mejor manera de protegerse es controlando los factores de riesgo. El uso de corticoides siempre debe darse bajo supervisión médica y un buen control glicémico en personas diabéticas.

Estadísticamente, el hongo negro se presenta en un 39 % de los casos en su forma rinocerebral, en un 24 % pulmonar, en un 19 % cutánea y en un 3 % gastrointestinal y diseminada.

El método de diagnóstico es a través de técnicas convencionales en laboratorios de microbiología (tinciones para hongos y cultivos) y requiere tratamiento intravenoso con antifúngico y por lo general desbridamiento del área afectada.