Asunción, Agencia IP.- Nuestro país experimentaría un notable envejecimiento poblacional en las próximas dos décadas, según advirtió la doctora en demografía Claudina Zavattiero, demógrafa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Durante una entrevista en el programa Tribuna de Paraguay TV, Zavattiero explicó que para el año 2044, la población de adultos mayores de 60 años se duplicará, alcanzando una cifra estimada de 1.400.000 personas, lo que representará un 20% de la población total.

Basándose en datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), Zavattiero señaló que la población actual de Paraguay es de 6.109.903 habitantes, lejos de los 7.400.000 que se habían proyectado para 2015. Esta diferencia se debe, en parte, a un descenso más acelerado en la tasa de fecundidad, que está generando una reducción en el crecimiento poblacional, así como a las 20.000 defunciones ocurridas durante la pandemia de COVID-19 y un saldo migratorio negativo.

El envejecimiento de la población paraguaya ya es evidente, con un 8,6% de los habitantes del país, es decir, unas 700.000 personas, que actualmente tienen 60 años o más. Este fenómeno, aunque todavía en una fase incipiente, presenta tanto oportunidades como desafíos significativos para el país.

«Paraguay está en un momento justo para aprovechar todas las oportunidades que brinda el cambio de la demografía, porque aún tenemos jóvenes que aportan al capital humano y todavía no contamos con un volumen significativo de adultos mayores».

– Claudina Zavattiero.

Según la experta, el país debe aprovechar esta ventana de oportunidad antes de que el envejecimiento poblacional adquiera mayor dimensión.

No obstante, Zavattiero alertó que en los próximos 20 años la situación cambiará radicalmente. La población de adultos mayores pasará de representar el 8,6% de la población a duplicarse, alcanzando los 1.400.000 personas, lo que obligará al país a prepararse para los retos que esto conlleva. Entre los desafíos, Zavattiero mencionó la creciente demanda de servicios de salud especializados, la necesidad de fortalecer la seguridad social y de adaptar el sistema de pensiones para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

«Es un momento ideal para hacer las reformas necesarias que aseguren una vejez digna para la futura población de adultos mayores», subrayó la demógrafa. Zavattiero también insistió en que Paraguay debe tomar como referencia las experiencias de otros países que ya han enfrentado este tipo de transición demográfica. Reformas en el sistema de jubilaciones y un impulso hacia la formalización del empleo son claves, según la experta, para garantizar una fuente de ingresos estable durante la vejez y evitar situaciones de vulnerabilidad económica para los adultos mayores.

«Los años adicionales de vida deben ser vividos con calidad, y eso requiere una planificación cuidadosa en áreas como la salud, la seguridad social y el acceso a servicios para los adultos mayores».

Además de las reformas en seguridad social, la doctora Zavattiero destacó la importancia de preparar el sistema de salud para atender a una población más envejecida, que requerirá servicios médicos más especializados, atención a enfermedades crónicas y el desarrollo de programas de cuidados de largo plazo. También indicó que es fundamental fomentar un entorno que permita un envejecimiento activo, donde las personas mayores puedan seguir participando en la sociedad de manera productiva y con una buena calidad de vida.

El panorama a largo plazo es aún más desafiante, ya que la longevidad en Paraguay también seguirá aumentando. De acuerdo con las proyecciones, la esperanza de vida en el país alcanzará los 84 años para el año 2100. Este aumento en la longevidad plantea nuevos retos en términos de planificación, ya que los paraguayos vivirán más años de lo que están acostumbrados.

El envejecimiento de la población, si bien representa un reto, también es una oportunidad para promover un debate sobre la sostenibilidad social y económica de Paraguay en el futuro. Con las decisiones y reformas adecuadas, el país puede asegurar una vejez digna y próspera para las futuras generaciones de adultos mayores.

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