El economista asentado en esa ciudad, Virgilio Báez, señaló que se han visto varios efectos recientemente tras el sinceramiento de los precios en el país vecino y que se evidencia ahora en temporada alta con el comercio y el turismo. “Estamos hablando de que en su momento un ciudadano común y corriente que quería pasar a comprar un producto de lado misionero, y viceversa, era prácticamente imposible. Se hacía una cola en el puente de siete, ocho, diez horas; había personas que hacían hasta 14 o 16 horas para poder pasar, algo inhumano atendiendo siempre la alta temperatura que se tiene en nuestro país. Eso, posteriormente, tras el sinceramiento de precios que se empezó a tener en el lado argentino, hace que ya no sea tan conveniente, sobre todo las reventas de combustible, y facilitó que ahora tengamos un flujo normal”, dijo.
Además, señaló que ya no se ven por la calle la cantidad de vendedores ambulantes de combustible, que era una situación grave. “Generaba, por una parte, peligro porque había un descontrol total, y por otra parte también afectaba principalmente a las empresas legalmente constituidas que estaban dentro de la ciudad”.
Al acortarse la brecha de diferencia cambiaria, refirió Báez, ha hecho también que los argentinos vuelvan a la ciudad encarnacena, no masivamente, como anteriormente ocurría. “No tenemos el fenómeno que teníamos antes de una invasión masiva de los argentinos en términos de ocio normalmente. El argentino que tiene dinero, digamos, siempre frecuentaba de todas maneras Encarnación, sobre todo por ocio y algunos podían realizar compras, había también algunos productos ventajosos en Encarnación”.