Cineasta chino Zhang Yimou volverá a dirigir la inauguración de los Juegos de Pekín

Zhang, de 71 años, prometió una apertura „totalmente innovadora“, aunque admitió que la pandemia y el clima invernal limitarán su escala respecto a hace 14 años, cuando contó con unos 15.000 figurantes.

El director de clásicos chinos como „Sorgo Rojo“ o „La linterna roja“ y películas épicas de artes marciales como „Héroe“ o „La casa de las dagas voladoras“ dijo que unos 3.000 artistas participarán en esta ceremonia.

„La sencillez, como en las películas de artes marciales, es una espada de maestro. Parece un simple puñal, pero con un poder trascendental“, dijo a la agencia estatal Xinhua en una entrevista publicada el viernes por la noche.

Zhang aseguró que presentará „una audaz idea“ para el encendido del pebetero olímpico que tendrá en cuenta conceptos como „la protección ambiental o las bajas emisiones de carbono“.

La televisión estatal CGTN afirma también que Zhang usará elementos del Año Nuevo chino. Esta festividad se celebra este año el 1 de febrero, apenas unos días antes de los Juegos que tendrán lugar del 4 al 20 de febrero.

„Estoy muy nervioso. Creo que es totalmente innovadora y que la gente quedará sorprendida“, dijo Zhang en declaraciones recogidas por Xinhua.

La espectacular ceremonia de los Juegos Olímpicos de Verano de Pekín contó con 2.008 músicos tocando en perfecta sincronía antiguos tambores chinos, además de miles de luchadores de artes marciales, bailarines, cantantes de ópera o acróbatas.

Esa ceremonia se centró en la rica historia y civilización china, pero también sirvió para promover la nueva emergencia del país como potencia global.

Para Zhang, „ahora es diferente“. „La imagen de China y el resurgir de nuestro estatus nacional, todo es completamente diferente“, indicó en declaraciones a Xinhua.

„Tras la pandemia, el mundo necesita una visión nueva y fortalecida que es la gente del mundo reuniéndose para enfrentar dificultades y mirar hacia un futuro brillante“, agregó.

Los Juegos se celebrarán bajo la sombra de la pandemia y de las tensiones entre Pekín y Occidente, que han llevado a Estados Unidos y algunos aliados a declarar un boicot diplomático a la contienda deportiva.