No hace mucho dijo que abandonaría la nacionalidad británica por el simple hecho de que la legislatura de Gran Bretaña aprobó una ley que prohíbe la caza del zorro. “Estoy desilusionado con la atmósfera política y filosófica de Inglaterra -sostuvo el negacionista-. El proyecto de ley anti caza fue suficiente para que me marchase del país. Ha sido una de las legislaciones más divisorias del Reino Unido”.
No pasó mucho tiempo antes de que Waters clavara otra pica en Flandes. Fue cuando puso en duda la existencia del Holocausto, aquella tragedia nazi en la que perecieron más de 6 millones de seres humanos, casi todos judíos, además de negros, homosexuales o simplemente contrarios al régimen de Hitler.
Quizá un poco envalentonado con la polvareda levantada por su ocurrencia, ahora Waters vuelve por lo suyo. A pesar de la enormidad de las evidencias mostradas en infinidad de noticieros y a través de los testimonios de quienes pudieron zafar con vida de la carnicería perpetrada por Hamás, el ex Pink Floyd se permitió acusar al Estado de Israel de inventar la sangrienta incursión en los kibuts para justificar la intervención armada en la franja de Gaza. Es como sostener que el ataque japonés a Pearl Harbour en 1941 fue provocado por los propios yanquis para meter a su país en la II Guerra Mundial.